En la ciudad chaqueña de Yacuiba, los ajustes de cuentas son cosa diaria. La frontera con Argentina parece regida por la ley del más duro. Hay lugares donde
Del otro lado de la frontera, se reporta una lluvia de droga boliviana mientras que los UMOPAR, encargados de toda la frontera sur, suman tan sólo 15 efectivos divididos en tres turnos. En Yacuiba los delincuentes usan armas automáticas, pero los policías tienen que comprar hasta sus balas.
Pese a las protestas sociales y a la solicitud de la militarización de la zona, las medidas son eventuales. Yacuiba se calienta, hasta convertirse en una de las fronteras más peligrosas del país.
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